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Cuando el silencio no es opción: cómo las empresas responsables enfrentan una crisis.

  • Foto del escritor: Yvonne Franco Ortega
    Yvonne Franco Ortega
  • 26 jun
  • 2 Min. de lectura
Crisis

Las crisis no avisan, irrumpen. Y cuando lo hacen, lo primero que exigen es claridad. Las organizaciones que comprenden esto no corren a hablar, corren a entender. Porque antes de emitir un comunicado o convocar una rueda de prensa, deben responder con honestidad a una pregunta clave: ¿Qué está pasando realmente?


Identificar la verdad no es una tarea superficial. Es un proceso que requiere revisar hechos, verificar datos y diferenciar la percepción pública de la realidad interna. En este primer momento, actuar con serenidad y rapidez no es una contradicción, es una necesidad. De ahí se deriva la segunda gran pregunta: ¿A quiénes afecta y cómo? Porque una crisis no solo afecta a la empresa. Afecta la confianza de clientes, la moral del equipo, el compromiso de aliados y la vigilancia de los medios.


Las organizaciones que entienden la dimensión de su responsabilidad no se limitan a contener el daño: se preparan para transformarlo. Y aquí es donde entra en juego la visión estratégica. Toda respuesta debe considerar el impacto reputacional, legal y operativo. ¿Qué está en riesgo si no actuamos con integridad, empatía y contundencia? La reputación no se construye con eslóganes, se sostiene con actos congruentes.


En medio del caos, el mensaje importa. No cualquier mensaje: el correcto, al público correcto, en el momento correcto. Comunicar no es solo hablar. Es construir confianza. Es reconocer el problema sin abdicar del liderazgo. Las empresas que lo hacen bien no improvisan: responden con propósito. ¿Cuál debe ser el tono de nuestra voz en este momento? Esa es la pregunta que marca la diferencia entre una crisis que se agudiza y una que se transforma en oportunidad.


Finalmente, ninguna estrategia es efectiva si los líderes no están preparados para sostenerla. Por eso, ¿estamos listos para resistir el escrutinio público con claridad, coherencia y temple? Esa es la prueba final. Y superarla no depende de suerte. Depende de preparación, convicción y visión de largo plazo.


En Gisacom sabemos que las crisis no se enfrentan solo con tácticas. Se resuelven desde la inteligencia, la sensibilidad y la estructura narrativa. Porque cada palabra, cada gesto y cada silencio, pueden definir el rumbo de una institución. Y no hay margen para el error.


Gisacom, comunicación con propósito


Yvonne Franco Ortega

Directora General


55 1126 3474

 
 
 

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